Proyectar si existirá biodiversidad dentro de 100 años es imposible, ya que los proyectos sociales para resolver las principales problemáticas que aquejan nuestro mundo, básicamente en el ámbito ecológico son de muy poco alcance, poseen poco compromiso contractual de gobierno a gobierno y sobre todo diversas implicaciones morales y sociales como la corrupción y la pobreza respectivamente, inciden de manera directa sobre el problema ecológico.
A pesar de que los micro, macro planificadores y los grandes intelectuales están conscientes de que el problema ecológico constituye un elemento amenazador para el desarrollo de las futuras generaciones, seguimos invirtiendo millones en bombas atómicas, armamento militar, en el desarrollo de grandes complejos turísticos y fomentando la industrialización, haciendo esto más inmenso el problema, al que sólo aplicamos medidas paliativas.
El estado de nuestro planeta es alarmante, la polución atmosférica, las lluvias ácidas, la erosión de los suelos, la destrucción de la capa de ozono cuya consecuencia es el efecto invernadero, proceso de calentamiento de la tierra que podría producir consecuencias catastróficas tales como: grandes sequías, avance de la desertificación, agotamiento de las aguas subterráneas y superficiales, peor aún el derretimiento de los glaciares.
No menos cierto es que la relación dialéctica entre el hombre y la naturaleza en búsqueda de obtener sustento y abrigo es innegable, pero esto ha provocado cambios, que en las últimas décadas han originado lo que hoy denominamos “el problema ecológico”.
El problema ecológico o la cuasi crisis ecológica constituye un verdadero rompecabezas porque para la solución del mismo se hace necesario:
1. La disminución de la brecha entre pobres y ricos, ya que la crisis ambiental es a la vez expresión y parte de la crisis social y económica por la que atraviesan los países del tercer mundo.
2. Crear organismos nacionales que establezcan leyes ecológicas de acuerdo a las necesidades individuales de cada país.
3. Formular un pacto mundial donde las grandes potencias y los países en vías de desarrollo se comprometan hacer cumplir las leyes establecidas por los organismos nacionales y dar continuidad a las mismas de gobierno a gobierno y de estado a estado valga la redundancia.
4. Preparar una campaña mundial agresiva que ponga en evidencia la gravedad del problema, que sino tomamos una medida urgente los días de la tierra están contados, concientizando de esta forma toda la población universal.
Es que no podemos seguir existiendo de esta manera, poniendo en peligro la existencia de nuestros hijos y de nosotros mismos, vislumbrando un horizonte sombrío, un futuro verdaderamente incierto y sencillamente hacer caso omiso a esa realidad que nos arropa.
Hoy más que nunca es hora de que asumamos un compromiso con la protección del planeta como hombres que luchan por la supervivencia, seres vivos cuya tendencia natural es continuar la especie, humanos que intentamos mejorar nuestra calidad de vida y sobre todo hijos de Dios que debemos conservar el patrimonio que Él nos dejó como regalo.
A pesar de que los micro, macro planificadores y los grandes intelectuales están conscientes de que el problema ecológico constituye un elemento amenazador para el desarrollo de las futuras generaciones, seguimos invirtiendo millones en bombas atómicas, armamento militar, en el desarrollo de grandes complejos turísticos y fomentando la industrialización, haciendo esto más inmenso el problema, al que sólo aplicamos medidas paliativas.
El estado de nuestro planeta es alarmante, la polución atmosférica, las lluvias ácidas, la erosión de los suelos, la destrucción de la capa de ozono cuya consecuencia es el efecto invernadero, proceso de calentamiento de la tierra que podría producir consecuencias catastróficas tales como: grandes sequías, avance de la desertificación, agotamiento de las aguas subterráneas y superficiales, peor aún el derretimiento de los glaciares.
No menos cierto es que la relación dialéctica entre el hombre y la naturaleza en búsqueda de obtener sustento y abrigo es innegable, pero esto ha provocado cambios, que en las últimas décadas han originado lo que hoy denominamos “el problema ecológico”.
El problema ecológico o la cuasi crisis ecológica constituye un verdadero rompecabezas porque para la solución del mismo se hace necesario:
1. La disminución de la brecha entre pobres y ricos, ya que la crisis ambiental es a la vez expresión y parte de la crisis social y económica por la que atraviesan los países del tercer mundo.
2. Crear organismos nacionales que establezcan leyes ecológicas de acuerdo a las necesidades individuales de cada país.
3. Formular un pacto mundial donde las grandes potencias y los países en vías de desarrollo se comprometan hacer cumplir las leyes establecidas por los organismos nacionales y dar continuidad a las mismas de gobierno a gobierno y de estado a estado valga la redundancia.
4. Preparar una campaña mundial agresiva que ponga en evidencia la gravedad del problema, que sino tomamos una medida urgente los días de la tierra están contados, concientizando de esta forma toda la población universal.
Es que no podemos seguir existiendo de esta manera, poniendo en peligro la existencia de nuestros hijos y de nosotros mismos, vislumbrando un horizonte sombrío, un futuro verdaderamente incierto y sencillamente hacer caso omiso a esa realidad que nos arropa.
Hoy más que nunca es hora de que asumamos un compromiso con la protección del planeta como hombres que luchan por la supervivencia, seres vivos cuya tendencia natural es continuar la especie, humanos que intentamos mejorar nuestra calidad de vida y sobre todo hijos de Dios que debemos conservar el patrimonio que Él nos dejó como regalo.
Por: Berniza M. Calderón Pineda
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