Amanece mi muerte y veo día a día las brumosas tinieblas en el amanecer, yo muero cada día en el preciso instante donde mi corazón se detiene perplejo ante la discriminación, me extingo día a día, me desvanezco, siento que el soplo de mi vida va desapareciendo.
Yo sufro en agonía, en la pena incesante de un corazón dolido al voltear la mirada hacia un sol inmenso que sale para algunos, lacerando nuestros orígenes, veo que muerta en vida yo cargo mi sepulcro en el justo momento donde un ser humano se siente marginado.
Parece que olvidamos que la misma fuerza que corre por el mundo y lo hace girar, corre por mis venas y me hace vivir, es la energía del universo danzando en un mismo plano, es el Cosmos integrando en el más ínfimo punto del planeta.
Hemos olvidado vivir con la misma armonía que coexisten todos los otros elementos del universo, parece que la esencia de nuestro caminar y el reflejo sutil del espíritu humano se han ido diluyendo.
Es que mañana mi corazón morirá en la vida de un niño que muere en la guerra, mi sonrisa se apagará en la expresión de alguien que llora de amargura por el hecho de sentir diferente, mi voz callará con el grito angustioso de un alma destruida antes de ver la luz.
Es que mañana el terrorismo estallará mis sueños de un mundo de paz, marcará el tiempo en el reloj de mis recuerdos, destruirá con fuego el papel de mi amor y el círculo vicioso continuará.
Es que mañana, cuando el horno consuma las estrellas, alguna flor marchita contemplaré, y en nombre del amor a otro ser humano maltrataré, solo por mis creencias.
Mas no se detendrá, la estampida, los hechos continuarán hasta la miserable derrota del espíritu humano, hasta deshumanizar las nuevas generaciones, y el sol ya no brillará igual, perderá su esplendor, la luna ya no será radiante dejando que las sombras de la oscuridad devoren la razón que nos llevó a existir.
Pero a pesar de esto las flores se mantendrán allí aunque marchitas pero allí, y el sol aunque no brille igual no dejará de salir, hasta las sombras que acompañan la luna jamás se moverán, porque aún los hombres olviden su nobleza, y con sus acciones dejen de hacer más humana su propia vida, la magia que envuelve el universo por siempre vivirá.
Berniza M. Calderón Pineda